Una forma personal de acompañar la poesía. Primeros pasos de un aprendiz que crea desde la observación.
Pablo Antonio García Malmierca
La poesía de Xenaro Ot trasciende la palabra para aposentarse suavemente sobre el papel, cada poema es una pequeña obra de arte que atrapa la materia y el espíritu.
en el campo, a pesar de las alambradas, libres viajan los versos.
2013 año en el que comencé a trabajar en una idea que me permitiera expresar la poesía dentro de la imagen y la interpretación en espacios naturales.
PASEO. Juan Martínez de las Rivas. Editorial Pretextos.
He rememorado el paseo que hace unos años hice al visitar el Jardín gracias a su generosidad.
Me deleito en la lectura poco a poco, como a sorbos, en la lectura de PASEO, descrito con su escrutadora manera de mirar cada rincón y, describir cada espacio, logando en ocasiones el destello de un asomo de lirismo. Comencé a leerlo en un parque de Madrid y lo terminé en otro de Ávila. La lectura bajo la sombra de los árboles hizo que se fundiera en el jardín de papel.
Poco puedo aportar a lo que otras personas más doctas que yo han escrito, después de la lectura, en este paseo construido con sólidos cimientos ensamblados con la argamasa de un léxico que invita a descubrir, de nuevo, el lenguaje.
Retratos de una siesta.
Mariví Sánchez.
Editorial Talón de Aquiles
Poesía 119 páginas
Pudiera parecer que es una reseña, es posible, ¿la realidad?
Una conversación entre Retratos de una siesta, y yo.
Calma, si, para estirar las letras hasta la ausencia antes del fin es el legado de una vida. Viaje y vida reflexionan cogidos de la mano invisible, extraña, ausente, adentrada en el esbozo de las Perseidas; perdida en ellas es suficiente bagaje para dejar atrás el quien.
Reflexionadas huellas se tornan confesiones y, estas en preguntas sembrando las hojas de los “Retratos de una siesta”.
Me doy cuenta que de a poco las piezas encajan y aparece un jardín bien trazado. En tanto que tú atraviesas la espiral para regresar de la siesta reconstruida, afirmativa, dejando atrás las preguntas. Te diré algo sobre lo que considero es necesario reflexionar: “Los espejos no existen nadie se mira”
Y es que en tu escalera de preguntas, el lugar donde todo sucede, en el mar de las preguntas, aparece Venus, segundo planeta vibrante y brillante. “No había nadie en la habitación, nadie más que un Big Bang En potencia”
En este momento aparece el hombre planta: ¿sueñas vivencias o vives los sueños? Solo desde el Retrato puedes responder y a fe que lo haces.
Fluye desde los ojos el sabor dulce sal de la lectura, “Eres igual que el olvido al volver a la superficie y respirar”. Llegas en la puntual caída no imaginaria de las palabras para sumergirte nuevamente en la prosa a la que “siempre quisiera volver” aunque sabes bien que el viento romperá la tela para devolver al viento los versos alejados de esa melancólica mirada del espejo. En el texto rasgado eres reflexión desbordando el interior. Queda todavía un trecho para el final cuando un pequeño minimalismo llena mis ojos. Leo los haiku despacio, dibujando la imagen de tus palabras. Han dejado atrás la intensidad adjetivada para descolgar de esa habitación la noche destinada al desastre para encontrarte con el vaho. Unas hojas juguetean con el viento.
A veces levantas un muro con las palabras en el cuál protegerte. Siempre esperando, siempre siendo. Así llegas a lo mínimo, el aquí y ahora surge para restañar otros momentos. Escucho la primigenia cascada deslizarse suave entre los ocho peldaños. “Igual los sueños desvelan partes de ti que no conoces” Saturno está lejos y le falta una luna.
¡Cuánto miedo hay en el miedo, verdad? Sin embargo, invierno y otoño se dan la mano en el mar de los sueños con vocación de lo nuevo. Te buscas en lo otro, no hay paraísos, se han borrado y hasta la sirena se pierde en la hondura sin encontrarse.
Retratos de una siesta, eres reflexión interna visitando el exterior a través del resquicio que entreabre el yo para asomarse, unas veces leve, otras es soplo que poco a poco se funde entre las líneas de un sueño. Ese lugar donde descansa lo que solo tú conoces.
Retratos de una siesta, siento que me hablas de un desamor todavía no resuelto, de empinadas escaleras de ausencia. Tú, Él, Ella sois lágrimas danzando hacia el principio. Despierta, acéptate ya eres pluma.
Me despido de ti, Retratos de una siesta, hasta el próximo encuentro con estos versos.
Un día me saludó:
no supe quién era
y como yo
se perdió entre la multitud.
inviernodepapel.com
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